La silla de oficina es uno de los productos imprescindibles en cualquier espacio de trabajo, ya sea en un despacho o en casa. El teletrabajo está en auge y cada vez son más los trabajadores que se ven obligados a adaptar ciertas estancias de su hogar para convertirlas en una oficina temporal. Por eso, es fundamental rodearse de todos los productos y materiales para desarrollar su actividad de manera cómoda y efectiva.
Un ordenador —de mesa o portátil—, un escritorio, una buena iluminación, material de papelería (no te olvides de los subrayadores) y, por supuesto, una buena silla de oficina son los aspectos más destacados de cada espacio de trabajo. Eso sí, después es posible adaptarlo a la situación particular de cada actividad laboral. Aunque todos son importantes, la silla es uno de los que cobra una relevancia especial.
Es muy habitual pasar hasta ocho horas al día sentados en la silla de oficina. Por eso, prestar atención a la postura es fundamental para evitar problemas de espalda, de cuello e incluso lesiones. Además, está demostrado que la comodidad es sinónimo de una mayor motivación y un mejor desempeño profesional.
Una buena silla de oficina previene los problemas de salud
Adoptar una mala postura de forma repetida puede provocar una gran variedad de problemas de salud, desde dolores de espalda hasta problemas de circulación mucho más graves. Las dolencias más habituales son el dolor crónico en la espalda, en el cuello, en la zona lumbar e incluso la falta de circulación, la hinchazón o la sensación de piernas cansadas.
Las contracturas también son demasiado habituales y no tratarlas a tiempo puede derivar en lesiones mayores. Otro problema de salud relacionado es la tendencia a desarrollar problemas en la columna vertebral. Cuando la postura no es adecuada, el peso del cuerpo no se distribuye correctamente y eso puede provocar una presión excesiva en la columna. A la larga, puede derivar en su deformación y en enfermedades como la escoliosis.
Para prevenir estos problemas es importante adquirir una silla de oficina adecuada que permita mantener una postura cómoda y natural. Los diseños ergonómicos están diseñados para adaptarse a la forma del cuerpo y ofrecer un apoyo adecuado a la espalda, al cuello y a los brazos. Además, es importante ajustar la altura para que las piernas queden con un ángulo de 90 grados.
Mejora de la productividad
Mantener una postura adecuada no solo es importante para prevenir problemas de salud, sino que también puede tener un impacto significativo en la productividad y el bienestar laboral. Al estar cómodo y sin molestias físicas, es mucho más fácil concentrarse en las tareas y mantener la motivación durante todo el día.
Así, la espalda y los hombros están relajados, lo que facilita la respiración y aumenta la cantidad de oxígeno que llega al cerebro. Esto, a su vez, mejora la capacidad de concentración y la claridad mental, lo que aumenta la productividad y la eficiencia en el trabajo. Por otro lado, una postura incorrecta suele reducir el flujo de oxígeno que llega al cerebro, provoca fatiga mental y disminuye la productividad.
En definitiva, tener una buena silla de oficina mejora la productividad, aumenta la concentración, aporta energía, motivación y evita tener que hacer más descansos de la cuenta. A largo plazo, es una fantástica opción para reducir los problemas musculares y gozar de una mejor salud a nivel físico.
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